Una noche más en la villa, como siempre, aburrida. Acabo de salir de la taberna y no se a donde ir, quizás al bosque, a tomar el aire hasta que me entre el sueño.
Según me acercaba al lago empecé a oír un ruido de pasos, me acerque sigilosamente, y observe con cuidado para no ser visto.
Allí vi a una mujer, su piel clara, resplandecía con el brillo de la luna, era etérea, delicada… parecía un ángel…
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